Autora: Rocío Maure
Se llevó a cabo el Primer Simposio de
Inteligencia Artificial en Salud, una actividad dentro del marco de las
XV Jornadas de Informática en Salud organizadas por el Departamento de
Informática en Salud del Hospital Italiano de Buenos Aires. Esta
preponderancia demuestra la gran importancia que la inteligencia
artificial (IA) tiene dentro del campo de la salud y la necesidad de
compartir experiencias desde distintas perspectivas.
En la
apertura del Primer Simposio de Inteligencia Artificial en Salud, que se
llevó a cabo durante las XV Jornadas de Informática en Salud
organizadas por el Departamento de Informática en Salud del Hospital
Italiano de Buenos Aires, Daniel Luna, jefe del Departamento de
Informática en Salud del HIBA, definió que “la Medicina algorítmica debe
ser sinérgica y endogámica, donde intervengan actores de distintas
disciplinas, pero sean esos mismos actores de la institución quienes
tengan el poder de elegir las herramientas, definir cómo implementarlas,
cómo evaluarlas y en qué procesos”. Luna, al igual que varios
referentes a lo largo del Simposio, remarcó que estamos ante un nuevo
período de verano de la IA, dado que hay mucho interés, literatura,
investigaciones e inversiones al servicio del desarrollo de esta
tecnología.
Durante el evento, se delinearon algunas de las
contribuciones de la IA en salud, como las herramientas para asistir al
diagnóstico clínico o la toma de decisiones, soluciones para identificar
términos relevantes y plasmarlos en la historia clínica del paciente y
el análisis de grandes volúmenes de datos en tiempos reducidos; también
tecnologías para la predicción de la evolución de una enfermedad o su
respuesta a un tratamiento, el procesamiento de señales biomédicas y el
análisis de imágenes para detecciones de lesiones. Además, “en la
pandemia se evidenció el valor de estas tecnologías, ya que, al ser
herramientas computarizadas, no sufren agotamiento ni fatiga”, expresó
el CIO del Hospital Italiano.
Un proyecto con nombre propio
“La
inteligencia artificial existe hace más de 50 años, pero está en pleno y
constante crecimiento”, dijo Sonia Benítez, jefa del Área de
Investigación e Innovación Tecnológica del Dpto. de Informática en Salud
del HIBA, que estuvo a cargo de la presentación del programa pIASHIBA.
Este
Programa de Inteligencia Artificial en Salud del Hospital Italiano de
Buenos Aires tiene como objetivo “mejorar la seguridad del paciente, la
calidad de atención y la eficiencia de los procesos hospitalarios”,
según su coordinadora. Con la iniciativa de “conciliar las tecnologías
emergentes con las problemáticas locales”, el punto de partida siempre
es una necesidad interna que surge de otros servicios. El equipo
transdisciplinario está conformado por profesionales de la salud de
medicina y enfermería, además de especialistas en Informática en Salud,
Diagnóstico por Imágenes, Oncología, Dermatología, Hepatólogos,
Informáticos e Ingenieros Biomédicos y en Sistemas de Información.
Este
grupo actualmente está trabajando en varios proyectos en distintas
etapas de desarrollo, con exponentes muy avanzados como el proyecto
ArtemisIA, el cual consiste en la implementación de una red neuronal (ya
integrado en el flujo de trabajo en el HIBA) para la categorización
automática de la densidad mamaria en mamografías y TRx, una herramienta
de diagnóstico por imágenes que asiste a los profesionales en el
hallazgo de patologías en radiografías de tórax, y que actualmente es
muy necesario como asistencia ante los casos sospechosos de COVID-19.
Otro
proyecto en etapa avanzada es ValquirIA, un Sistema de soporte a la
toma de decisiones clínicas (CDSS) que se utiliza para asistir al
diagnóstico en la identificación de ocho lesiones malignas (como
melanoma) y benignas.
Por último, los desarrollos en etapa
temprana incluyen una herramienta de análisis de tumores hepáticos y
otra de cáncer de pulmón, una herramienta para clasificar la calidad
embrionaria mediante imágenes microscópicas de blastocitos y otra para
automatizar el screening de la retinopatía diabética.
Para
finalizar, Benítez citó al Dr. Rahul Parikh, un referente y pediatra de
San Francisco, que sostiene que “La IA no puede sustituir a los médicos,
pero los convierte en supermédicos; estos sistemas nos permiten ahorrar
tiempo que se puede reinvertir en los pacientes”. Para ella, “lo mejor
que le podemos ofrecer a un profesional es un entorno integral donde
todos los equipos brinden un soporte para trabajar”.
Con ese
espíritu, dijo, desde el HIBA aspiran a implementar una taxonomía de la
IA que es muy vasta y compleja, pero que contempla todas las variables
disponibles hasta el momento de este fenómeno:
La transición de la bioética a la digitalética
Así
describió Ignacio Maglio, abogado y miembro del Consejo Directivo de la
RedBioética de UNESCO, a este momento tan especial y advirtió sobre la
importancia de mantener la ética a la par de los avances tecnológicos.
“A la velocidad que se expande actualmente el conocimiento, ningún
profesional de la salud del mundo podrá estar actualizado sin la ayuda
de procesos de IA”, afirmó y aclaró que estamos ante un “modelo
disruptivo, porque la medicina va a crecer en los próximos 5 a 10 años
más que en los últimos siglos”.
Los avances tecnológicos y la
irrupción de la IA aplicada a salud suponen riesgos éticos por la
estigmatización en los algoritmos, pero “el algoritmo no discrimina,
aprende a discriminar, nosotros lo entrenamos con premisas
estigmatizantes”, destacó Maglio. Por eso, para este referente en ética
es fundamental “crear comités intergestivos independientes, sin
conflictos de intereses, con procedimientos estandarizados y un registro
estatal”. En el trabajo diario de los profesionales, las directrices
éticas para una IA fiable también incluyen “acción y supervisión humana,
solidez técnica y seguridad, privacidad, transparencia, diversidad y
rendición de cuentas”, entre otras.
“Hasta ahora, las ventajas
que ofrece la IA aplicada a la salud superan a los riesgos, sobre todo
porque ayudan a evitar errores médicos, que actualmente representan la
tercera causa de muerte a nivel mundial”, recalcó el especialista. Para
asegurar los estándares éticos y prácticas inclusivas, también es
esencial garantizar el derecho al acceso a la información algorítmica,
“y tomarnos el esfuerzo de explicar estos sistemas complejos para que
cualquier a los pueda entender”.
Como conclusión, Maglio invitó a
“ser amos de la tecnología, no sus esclavos […] Debemos construir un
camino sin tecnofobia ni tecnolatria, sino hacia la tecnosabiduría”,
dijo.
La implementación hace al resultado
“En los últimos 5
años hemos visto grandes avances en el campo de aprendizaje profundo e
inteligencia artificial”, determinó el Dr. Enrico Coiera, Director del
Centro de Informática en Salud del Instituto Australiano de Innovación
en Salud. “Las grandes empresas como Google, Amazon y Facebook empezaron
a ver al sector de la salud como un espacio para implementar IA, con el
objetivo del bien común que aportaría y también por los ingresos que
significa”, afirmó el referente de la Universidad de Macquarie y destacó
la importancia de estas inversiones en desarrollo e investigación para
el campo.
“Al comienzo de la pandemia, no había datos para
entrenar a un sistema de IA, pero con el tiempo se pudieron hacer
aportes significativos para asistir al personal de salud”, expresó. Por
ejemplo, “ahora podemos utilizar sistemas para identificar posibles
tratamientos a partir de medicamentos preexistentes combinados con
nuevas moléculas y predecir estructuras de proteínas de ataque para el
desarrollo de vacunas”. A su vez, el Dr. Coiera participó en proyectos
para predecir la gravedad de un paciente y la necesidad de asistirlo con
respirador, predecir faltantes de recursos físicos y hacer predicciones
personalizadas de riesgo según la ubicación de la población en estudio.
Este
gran avance que señaló el especialista se evidencia en las
comparaciones del mejor sistema de IA actual con el trabajo manual. “En
tareas específicas, como el reconocimiento de objetos en una imagen de
diagnóstico, los sistemas de IA son mejores que el desempeño humano”,
detalló. Por otro lado, “en el reconocimiento de voz, el mejor sistema
de IA tiene un desempeño equivalente al humano y en las tareas que
implican razonamiento, como responder preguntas, incluso los sistemas
más avanzados siguen siendo más deficientes”.
“No estamos
diseñando algoritmos, estamos diseñando máquinas humanas”, insistió el
Dr. Coiera, remarcando que “debemos pensar cómo nos vamos a capacitar
para tener la mejor interacción posible con estas tecnologías, elaborar
un sistema cooperativo y diseñar el flujo de trabajo considerando las
condiciones del mundo real”. El doctor en Ciencias de la Computación fue
taxativo en cuanto a que “la implementación siempre determina los
resultados”, dado que el mismo sistema puede tener mejores o peores
resultados en distintos hospitales. “Siempre hay un impacto del entorno
local donde se inserta esa tecnología”, recalcó en favor del factor
humano que acompaña el proceso.
Si bien el uso de estas
tecnologías brindará mejor atención clínica, “no debemos olvidarnos de
que los sistemas también pueden cometer errores”, advirtió el Dr.
Coiera. “El sesgo de automatización, es decir, confiar ciegamente en la
herramienta digital, solo se resuelve capacitando a los profesionales
que lo van a utilizar”, dijo y sugirió incluir este aspecto en la
educación médica del futuro.
Para uno de los mayores referentes
en IA en salud, los mayores cambios llegarán en 10 años, no antes. “La
acción humana no será redundante, por eso es imperioso tener una
transformación del sector y aprender a trabajar de nuevas formas”,
concluyó.
Fuente: http://ehealthreporter.com