Autor: Mauricio Espaliat Canu

Las ciudades del mundo se enfrentan a grandes desafíos, y deberán estar preparadas para hacerles frente con eficacia. La adopción del modelo de Economía Circular constituye un instrumento clave para asegurar la sostenibilidad de los sistemas urbanos.
 

La Digitalización en la ciudad circular

En el ámbito urbano, la digitalización representa una valiosa herramienta para facilitar el logro de la sostenibilidad integral. En igual sentido, la utilización de las tecnologías de la información y la comunicación para mejorar la calidad de los servicios urbanos y reducir costes, marca tendencias que conducen a mejorar la movilidad, la logística y el transporte, a optimizar el consumo de energía, a gestionar con eficacia los recursos hídricos y la gestión de residuos, y a racionalizar otros servicios destinados a los ciudadanos.

Todas estas opciones se consiguen mediante la instalación de sensores que recogen en tiempo real la información necesaria para llevar a cabo, entre otras posibles actuaciones, el control del tráfico de vehículos, de los estacionamientos, del transporte público, de los circuitos de suministro, del estado de los contenedores de residuos para racionalizar las rutas de recogida y procesamiento, y de los sistemas de iluminación urbana.

Frente a los retos que plantea la evolución urbana, la obtención en tiempo real y el análisis de grandes volúmenes de datos generados por los sensores se ha convertido en esencial para establecer estimaciones y tomar decisiones con objetividad. Ante esta realidad, debido a la gran variedad de fuentes de información y al volumen de datos generados por la digitalización, las ciudades deben diseñar estrategias basadas en el “Big data” para procesar grandes volúmenes de información, extraer conclusiones objetivas, compartir la información entre sectores afines y complementarios, tomar decisiones acertadas, desarrollar modelos predictivos, y establecer por esta vía las adecuadas estrategias conducentes a la sostenibilidad integral.
 

Gobernanza, Liderazgo, transversalidad y multilateralidad


El nivel de incertidumbre y la enorme volatilidad, característicos del actual entorno geopolítico, exigen adoptar modelos de liderazgo y gobernanza transversales y multilaterales que apuesten por asegurar la sostenibilidad en el mundo globalizado. Un reto que debe ser asumido por personas, empresas, líderes y gobernantes con responsabilidad y voluntad de compromiso.

La evolución hacia el asentamiento de la sociedad y de la economía globalizadas se está produciendo en paralelo a cambios diversos y de variada magnitud que, de uno u otro modo, configuran un entorno económico, social y político diferente al que ha predominado durante y después de la revolución industrial y post industrial. Los cambios a los que obliga la cuarta revolución industrial, derivados del auge de la digitalización y de la Industria 4.0, constituyen la razón que fundamenta la necesidad de remodelar los estilos de comportamiento a los que se enfrenta la sociedad del futuro inmediato.

Los cambios que ocurren en un entorno económico cada vez más imprevisible, incierto y complejo, configuran un escenario de creciente inestabilidad, variabilidad y caos, frente al cual se han de poner en marcha nuevas capacidades de acción y reacción. Los cambios globales repercuten tanto en el ámbito económico como social, y obligan simultáneamente a actuar preventivamente frente las incógnitas del futuro. La transformación de las estructuras organizativas, con el paso de esquemas jerarquizados y piramidales a modelos de organigramas planos, integrados por equipos virtuales de trabajo basados en el conocimiento, son claros ejemplos de las modificaciones adaptativas frente al nuevo orden. La trayectoria hacia la sostenibilidad en la era global por la vía del conocimiento impone como condición el ejercicio de nuevos estilos y modelos de comportamiento, marcados por el afianzamiento de los principios de participación, de cooperación, de responsabilidad, de delegación, de aptitud profesional y de trabajo en equipo, sin los cuales difícilmente es posible alcanzar objetivos de prosperidad.

Situados en este escenario, destaca la necesidad de actuar aplicando de modo transversal y multilateral un estilo de gobernanza y de liderazgo que permita gestionar los recursos evitando tanto el impacto negativo sobre la sociedad como sobre el medio ambiente. Alcanzar este objetivo no es fácil, habida cuenta de las tensiones y conflictos de intereses presentes en el contexto del mundo global, y de la decepción de la sociedad civil por el crónico incumplimiento de las promesas que formulan quienes ejercen la función pública y la política. El reto obliga a unir los esfuerzos de todos los actores comprometidos en el desarrollo de estrategias conducentes a este objetivo, incluyendo ciudadanos, empresas y esferas gubernamentales. Además, la aplicación de la circularidad, un concepto holístico y sistemático, requiere tener en cuenta el sector específico en el cual se sitúa cada actividad, respetando los parámetros que lo configuran, sin perder de vista el enfoque integral que debe mantener con todo el resto del sistema.

La gobernanza del medio urbano, enfocada con los instrumentos de la circularidad, debe favorecer las alianzas colaborativas y la búsqueda de la simbiosis, con el fin de generar sinergias como resultado de la implantación y desarrollo de las iniciativas circulares, y superar por esta vía las barreras que conlleva su aplicación. Se debe buscar la prosperidad implantando esquemas de colaboración innovadores entre auténticos “socios globales” dispuestos a adoptar planteamientos multilaterales que permitan aprovechar los beneficios económicos, ambientales y sociales de modelos de trabajo innovadores, haciéndolos extensivos de modo responsable, recíproco y solidario al resto de los agentes involucrados en la aventura circular.
 

La “Smart City” como modelo de Ciudad Circular

Si el aumento continuo de la urbanización se afronta con la adopción de los principios de la economía circular, será posible reducir el coste asociado a muchos servicios urbanos, tales como la logística, la movilidad, la gestión de la energía y de los recursos hídricos, y el tratamiento de residuos. Al margen de la optimización de los métodos tradicionales disponibles para controlar estos aspectos en zonas urbanas, las innovaciones vinculadas a la emergencia del fenómeno “smart city” o “ciudad inteligente” pueden generar interesantes mejoras en estos ámbitos, y lograr avances sustanciales al propiciar la toma de conciencia y la adopción de hábitos de consumo responsables por parte de la ciudadanía.

Si la “smart city” se plantea sobre la base de la aplicación de los principios de la circularidad, las ventajas que se pueden conseguir desde el punto de vista de la sostenibilidad son también importantes. El enfoque holístico y sistemático de la circularidad permite optimizar en las ciudades el uso de un sinnúmero de recursos y procedimientos encaminados a hacer de ellas unidades seguras y sostenibles de modo integral. En esencia, las ciudades inteligentes conforman auténticos ecosistemas que agrupan a diversos grupos de interés, comprometiéndolos a un esfuerzo conjunto para estimular el desarrollo económico y la conservación del medio ambiente.

Las áreas más destacables en las que las prácticas circulares contribuyen a consolidar el concepto “smart city” son las siguientes:

  •     La integración inteligente de la digitalización y de las herramientas informáticas para gestionar con eficacia el conjunto de organizaciones y sistemas que configuran el complejo tejido urbano. Las ciudades inteligentes deben ser diseñadas y planificadas con el objetivo prioritario de mejorar la calidad de vida de sus habitantes mediante la informática y la tecnología, procurando optimizar la eficacia y la eficiencia de todos los servicios.
  •     La racionalización de la logística, la movilidad, la distribución y el transporte público mediante el establecimiento de esquemas intermodales de tráfico regulados con sensores digitales y monitorización en tiempo real.
  •     La reducción y racionalización del consumo de agua y energía mediante el establecimiento de redes de distribución inteligentes, el empleo de equipos y sistemas de bajo consumo, el diseño de edificios sostenibles, y el uso de energías renovables.
  •     El control detallado de la trazabilidad y la logística de recogida, selección, reciclaje, reutilización y valorización de todo tipo de recursos, residuos y materiales que circulan en el entorno urbano y sus áreas de influencia, mediante técnicas basadas en el uso de sensores, en la geolocalización y en la implantación de modelos de simbiosis industrial.
  •     El empleo de tecnologías avanzadas en los procesos de recogida, selección y reciclado de envases y otros residuos especiales mediante plataformas tipo “Smart Waste”, y herramientas de gestión de información y análisis de datos como “Big data” para mejorar la eficiencia y la calidad de los servicios municipales de gestión integrada.
  •     La gestión optimizada de residuos mediante contenedores inteligentes, vehículos de recogida más respetuosos con el entorno, e incorporación de sistemas de robótica en la selección y el tratamiento de residuos, adoptando en las plantas de procesamiento los métodos de la Industria 4.0.
  •     La reducción de emisiones contaminantes y gases de efecto invernadero mediante estrategias, métodos, sistemas y herramientas que permitan monitorizar y garantizar las mejores condiciones ambientales, de seguridad y de salud, y asegurar la sostenibilidad del ecosistema urbano.
  •     La implantación del concepto “Smart Building” en el sector de la edificación, utilizando métodos de construcción biosostenibles, e introduciendo elementos de la naturaleza en los edificios con la adopción del “Diseño Biofílico”.